La Alhambra, en otoño, se vuelve aún más rojiza y pasear por sus bosques, que tienen una magia especial, o pasear por el Albayzín y contemplar la puesta de sol en el mirador de San Nicolás, que nos ofrece unas de las mejores vistas de la ciudad nazarí envuelta en los colores otoñales, es todo un espectáculo para nuestros ojos.